lunes, 28 de enero de 2013

LAS SERPIENTES DE FUEGO Y EL CADUCEO



El asenso de las dos serpientes alrededor del Caduceo indican la formación de esa fuerza increíblemente Poderosa.

Esta gran fuerza existe bajo dos formas: el bien y el mal. Partiendo esta fuerza de un mismo centro, ella se eleva innumerables circunferencias por medio de innumerables potentes rayos. 

La fuerza, sexual. La fuerza el la libido, es impulso de participación, de difusión, de comunión de dos seres macho y hembra. Así se forma esta rueda compuesta de varias ruedas que giran unas en otras y que vemos flamear en la visión de Ezequiel. La cadena de transmisión establece la unión entre las generaciones sucesivas.

El punto central es positivo de un lado y negativo del otro.

Al lado negro, se enlaza la serpiente negra; al lado blanco, se liga la serpiente blanca. El punto central representa la libido creativo, y es en el lado negro donde comienza el morbo.

La serpiente negra engendra la corriente fatal; la serpiente blanca, el movimiento libre y luminoso. El punto central puede representarse simbólicamente por la Luna, y las dos fuerzas por medio de dos mujeres: la una blanca y la otra negra.

La mujer negra es la Lilith caída, la mujer pasiva, la infernal Hécate, que lleva el creciente lunar en la frente.

La mujer blanca es María la virgen, que tiene al mismo tiempo bajo los pies el creciente lunar y la cabeza de la serpiente negra.

Podemos explicarlo más claro, pues tocamos el misterio de todos las enseñanzas. Ellos se tornan infantiles a nuestros ojos y tememos herirlos.

El dogma del pecado original, de cualquier forma que lo interpretemos, supone la preexistencia de nuestras almas, si no en su vida particular, por lo menos en la vida universal.

Luego, si alguien puede pecar sin saberlo en la vida universal, debe ser salvado de la misma manera; pero esto es un Gran Secreto.

La Luz, el rayo de la rueda, la cadena de transmisión iniciática, vuelve recíprocamente solidarias a las generaciones y determina que los padres sean castigados por sus hijos, a fin de que, a través de los sufrimientos de sus vástagos, los padres puedan alcanzar la propia salvación.

Es por esto que, conforme a la idea, el iniciado desciende a una caverna y luego se le abren las puertas de la Logia, sube al cielo de iniciación, llevando preso consigo el cautiverio.

Y la vida universal exclamó: ¡Hosu! Pues había roto el aguijón de la muerte.

Los antiguos hierofantes griegos representaban las dos fuerzas simbolizadas por las dos serpientes, por medio de dos criaturas que luchaban entre sí, sujetando un globo con los pies y otro con las rodillas.

Los dos seres eran Venus y Minerva. El amor loco y el amor sabio. Su lucha eterna mantenía el equilibro del mundo.

Si no admitiéramos nuestra existencia personal antes de nuestro nacimiento en la tierra, deberíamos entender por pecado original, una depravación voluntaria del magnetismo humano en nuestros primeros padres que, al destruir el equilibrio de la cadena divina, habría otorgado un funesto predominio a la serpiente negra, es decir, a la corriente astral de la vida muerta y cuyas consecuencias sufriríamos nosotros, los hijos, como esas criaturas que nacen raquíticas debido a los vicios de sus padres, debiendo sufrir el castigo de faltas que no cometieron.

Los sufrimientos extremos de los antiguos iniciados, las penitencias excesivas de los buscadores de la Gran Luz, habrían tenido como fin hacer contrapeso a esta falta de equilibrio tan desmedida, que acabaría por arrastrar al mundo a la conflagración. La gracia, es decir, la serpiente blanca, simbolizada por la columna B, sería la corriente astral de la vida, cargada de los méritos de la Redentora Luz.

Los vicios, los dogmas, serían la corriente astral de la muerte, la serpiente negra simbolizada por la columna J manchada con todos los crímenes de los hombres, escarnecida por sus malos pensamientos, llena de venenos resultantes de sus malos deseos; en una palabra, El Magnetismo del mal.

Entre el bien y el mal el conflicto es eterno. Son siempre irreconciliables. El mal es condenado para siempre a los tormentos que acompañan al desorden, y es por eso que, desde la infancia, no cesa de solicitarnos y atraernos para sí. Todo lo que las religiones dogmáticas afirman de Satán se explica perfectamente por este espantoso magnetismo, ese Satán que no es otro que nuestra propia negatividad, tanto más terrible cuanto más fatal, y tanto menos temible para la virtud, a la que no podría alcanzar, porque ésta, con el auxilio de la gracia, puede resistirle.

La serpiente de bronce
Números 21
Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.

Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.




Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

SiphonicAmerico

EL TRABAJO DEL APRENDIZ


Desbastar la piedra bruta, acercándola a una forma en relación con su destino: he aquí la tarea o trabajo simbólico al que tiene que dedicarse todo Aprendiz para llegar a ser el obrero que posee enteramente su Arte.

En este trabajo simbólico, el Aprendiz es a la vez obrero, materia prima e instrumento. 

Él mismo es la piedra bruta, emblemática de su actualmente todavía muy imperfecto desarrollo, a la que tiene que convertir en una forma, o perfección interior, que se halla en estado latente dentro de esa imperfección evidente, de manera que pueda tomar y ocupar el lugar que le corresponde, de acuerdo con el Plan, en el edificio al que está destinada.

Dado que la Perfección es infinita, y en su estado absoluto inasequible, únicamente podemos esperar acercarnos a la perfección ideal que nos es dado concebir, en el estado o etapa de progreso en que actualmente nos encontramos. 

Nuestro progreso se desarrolla, pues, a través de grados sucesivos de perfección relativa, y el propio reconocimiento de nuestra imperfección por un lado (la piedra bruta), y el de un ideal que anhelamos, por el otro, son las primeras condiciones indispensables, para que pueda haber un tal esfuerzo o trabajo.

El trabajo mismo consiste en despojar a la piedra de sus asperezas, poniendo primero en evidencia las caras ocultas en el estado de rudeza de la piedra; luego, rectificando esas caras, alisándolas y quitándoles todas aquellas protuberancias que la alejan de una forma armoniosa como la que es preciso lograr.

Es importante notar que no se trata de acercar la piedra a la forma de un determinado modelo exterior, si bien esto puede servir de incitación e inspiración, sino que el modelo o perfección ideal ha de buscarse dentro de la misma piedra, de cuyo fuero íntimo ha de ser manifestada o educida la forma propia que a cada piedra idealmente le pertenece.

O sea, saliéndonos de la metáfora, se trata de reconocer y manifestar la perfección innata del Ser Intimo, de la Idea Divina que mora en cada uno de nosotros, cuya expresión relativa y progresiva es el objeto constante de la existencia.

LvxCan

LA MESA DE SALOMON



Creo que habréis oído o leído sobre la Mesa de Salomón. Era un artilugio utilizado por Salomón y que estuvo guardado en el Templo de Jerusalén hasta el año 70.

Consistía en una tabla en la que el rey gravó un jeroglífico que permitía conocer el nombre de Dios, estaba hecha de oro puro y piedras preciosas y tenia 365 patas. 

Se supone que la tal mesa estaría enterrada en algún lugar oculto en los pasadizos tapiados de la Cueva de Hércules en Toledo. 

La Mesa tenia para Salomón, el poder de hacer realizable cualquier proyecto, conseguir riqueza o ver el pasado y el futuro, dislocarse y darle el pleno conocimiento de todas las cosas. De aqui su sabiduría. Es decir un potente maquina-ordenador de tecnología aun actualmente no alcanzada. 

Cuando los romanos destruyeron el Templo en el año 70, fue trasladada a Roma. 

Cuando los visigodos saquearon Roma la llevaron a Toledo y aqui se le pierde la pista. Por eso se supone está oculta en la Cueva de Hércules.

Bildad el Zurita

LAS DOS FUERZAS


La creación nace del enfrentamiento  de dos fuerzas antagónicas, esas
dos fuerzas  siempre en lucha. Aunque en principio toda fuerza es
amoral en su origen. 
 Pero la valoración que se da del Bien y del Mal
en una fuerza dependerá  básicamente  de la aplicación  de la misma a
la  que nos estemos refiriendo. No es la fuerza en sí.  Sino el quien
dirige esa fuerza.
Originalmente es seguro que se trazo un plan, al idealizar la
Creación.
Pero algo aparentemente  se salio de control. Al parecer el
hombre juega un papel en esta lucha,  él es un campo de operaciones en
la batalla entre ambas fuerzas..
El mal no es que existan una Fuerza benigna y una maligna, es más bien
él desajuste o desequilibrio de ambas fuerzas.
Mientras las fuerzas estén equilibradas todo marchara bien.
 Tampoco es con la anulación de una de estas dos fuerzas porque sobrevendría la inmovilidad.
Se detendría el progreso y terminaría la evolución.
Pero, hacía donde va la Creación, evidentemente al equilibrio.
Pero en ocasiones da la impresión que el papel que juguemos los hombres
tendrá una repercusión en el Desarrollo de la trama, al menos así
pudiera ser en nuestro pequeño mundo.
 Desde hace milenios se ha intentado.
Bajo este propósito se han creado Reinos, Leyes,
Religiones, Ciencia etc. Para tratar infructuosamente de llevar a la
humanidad a un nivel superior.
Digo infructuosa porque el ser humano
no ha tomado consciencia del papel que debe jugar.
 Pero, debemos estar seguros que en algún momento llegaremos a este
darnos cuenta y el mundo se equilibrara.

METAS PARA MASONES



Metas Para Masones.

Generalmente nos hacemos la pregunta, de cual es la meta de la docencia Masónica, y en algunas oportunidades, también nos hemos preguntado si había alguna meta.

Personalmente, yo tengo mi meta, pero en este caso, lo que interesa, es conocer si ustedes tienen alguna meta ya marcada.

Para ustedes, hermanos, lo que hoy cuenta, es que puedan definir su propia meta.
En cuanto a la enseñanza en si misma, ella no puede tener una meta.

No hace sino indicar a ustedes, la mejor manera de alcanzar las metas, cualquiera que estas sean, y en Masonería, no son pocas, eso si , se lo puedo asegurar.

La cuestión de las metas, es primordial.

Mientras no hayamos definido cuales son nuestras propias metas, no seremos capaces aún de comenzar ha hacer.

Como podríamos hacer algo, sencillamente, marcando metas.

Ante todo, y conforme a la definición que en su tiempo nos dio Pestalozzi, " hacer " presupone una meta.
En tratándose de transmitir conocimientos, la Masonería, siempre deja que el aprendiz, no importa su grado, tome las decisiones por su propia determinación.

Si bien nuestra docencia, está dirigida en primer lugar y en este grado a la identificación y fijación de los elementos simbólicos que nos ayudan a dar los primeros pasos, dentro del amplio mosaico que representa, incursionamos también, y de acuerdo a uno de nuestros manuales de instrucción en la filosofía que encierra ese espectro.

Pero la cuestión no es posible resolverla de inmediato, conforme podrían desearlo los hermanos.

La cuestión de la impronta Masónica va mucho más profundo, debe ir consolidándose en el espíritu de las personas, debe ir formando parte del total de uno mismo, debe constituirse en nuestra propia fuerza motriz, porque aquí no se trata de aprender para aprobar algo en particular, sino de asimilar algo, que pasará a formar parte de nuestra vida futura, cual es la de construir un hombre nuevo, para desparramar la idea y el trabajo en la comunidad.

Es sabido que muchos de nosotros hemos ingresado a la Orden pensando en un mundo ideal, pero, mis hermanos, ello se logra luego de un profundo estudio, una larga meditación, y una acentuada reflexión, que involucra al ser en su integridad.

Y ello no se logra de un día para otro.

Pese a todo, en el breve tiempo que se dispone para trabajar la piedra bruta se logran grandes progresos. Se han hecho progresos substanciales, nos hemos adentrado en el conocimiento de una materia que nos era totalmente ajena, hemos incursionado y lo seguiremos haciendo, en el resbaladizo terreno de la filosofía clásica y Masónica, donde se aprende a hacer uso de una libertad de expresión y pensamiento, de la cual somos únicos dueños, y nos hemos ido aclimatando a un nuevo sistema de valores universales, que si bien ya los conocíamos, aún no le habíamos dado toda la trascendencia que en la Orden le damos.

Pero si hay algo que es muy importante en este momento, es la necesidad de comprender que los cambios no pueden ser de un día para otro, sino que todo es progresivo.

El conócete a ti mismo, es algo que cala muy hondo, y que no aflora a la superficie sino luego de un tiempo.

El conocimiento del ser, de uno mismo, no es precisamente el conocimiento de la meta de la existencia en un sentido filosófico.

El hombre no la puede conocer, mientras siga siendo lo que es.

No le es posible, primeramente, porque la existencia no tiene una sola sino múltiples metas.

Por lo demás todas las tentativas para resolver ese problema por los métodos ordinarios son absolutamente sin esperanza e inútiles.

Tal vez, se hayan hecho la reflexión de cual es el futuro que ustedes puedan esperar en procura de la primer meta.

Para conocer el futuro, ante todo es necesario conocer el presente, como el pasado en todos sus detalles.
Pitágoras ya lo dijo: " Hoy es lo que es, porque ayer fue lo que fue, y si hoy es como ayer, mañana será como hoy.".

Si aspiramos a que el mañana sea diferente, debemos n hacer el esfuerzo que el hoy sea diferente, por cuanto hoy, no es nada más que una consecuencia del ayer, y el mañana, no será sino una consecuencia de lo que fue ayer.

En todos los casos, las metas, están siempre condicionadas a tres causas, y que las considero válidas, mientras no haya una demostración en contrario.

a.) La primera es el accidente.
b.) La segunda es el destino.
c.) La tercera es la propia voluntad.

Si nuestras metas están, encuadradas en el límite de estos parámetros, con seguridad que acertaremos el camino del verdadero conocimiento Masónico, si otras fueran nuestras aspiraciones, seguro que tropezaríamos con dificultades.

El problema no está en el método, sino en el hombre.

Luis Martin Cuenca Legal

GRANDES MISTERIOS Y PEQUEÑOS MISTERIOS





Hemos hecho alusión repetidas veces, en lo que precede, a la distinción entre "Grandes Misterios" y "Pequeños Misterios", denomina­ciones tomadas de la antigüedad griega, pero que en realidad son susceptibles de una aplicación completamente general; debemos ahora insistir un poco más sobre ello, a fin de precisar cómo debe ser entendida esta distinción.

Lo que ante todo debe comprenderse es que no hay aquí diferentes géneros de iniciación, sino estadios o grados de una misma iniciación, considerando a ésta como debiendo constituir un conjunto completo y ser seguida hasta su último término; en principio, los "Pequeños Misterios" no son entonces más que una preparación para los "Grandes Misterios", puesto que su término no es aún sino una etapa de la vía iniciática. 

Decimos en principio, pues es muy evidente que, de hecho, cada ser no puede llegar más que hasta el punto en que se detienen sus propias posibilidades; en consecuencia, algunos podrán no estar cualificados sino para los "Pequeños Misterios", o incluso para una porción más o menos restringida de éstos; pero esto solamente significa que no son capaces de seguir la vía iniciática hasta el final, y no que sigan una vía distinta a la de aquellos que pueden ir más lejos que ellos.

Los "Pequeños Misterios" comprenden todo lo que se relaciona con el desarrollo de las posibilidades del estado humano considerado en su integridad; desembocan entonces en lo que hemos denominado la perfección de este estado, es decir, en lo que es designa­do tradicionalmente como la restauración del "estado primordial".

Los "Grandes Misterios" conciernen propiamente a la realización de los estados supra-humanos: tomando al ser en el punto en que lo han dejado los "Pequeños Misterios", y que es el centro del dominio de la individuali­dad humana, lo conducen más allá de este dominio, y a través de los estados supra-individuales, aunque todavía condicionados, hasta el estado incondicionado que es el único y verdadero fin, y que es denominado la "Liberación final" o la "Identidad Suprema". 

Para caracterizar respectiva­mente ambas fases, se puede, aplicando el simbolismo geométrico (1), hablar de "realización horizontal" y de "realización vertical", debiendo servir la primera de base a la segunda; esta base está representada simbólicamente por la tierra, que corresponde al dominio humano, y la realización supra-humana es entonces descrita como un ascenso a través de los cielos, que corresponden a los estados superiores del ser (2). 

Por otra parte, es fácil de comprender por qué motivo la segunda presupone necesariamente a la primera; el punto central del estado humano es el único en que es posible la comunicación directa con los estados superiores, efectuándose ésta según el eje vertical que encuentra en este punto el dominio humano; es preciso entonces haber alcanzado primero este centro para poder después elevarse, según la dirección del eje, a los estados supra-individuales; y por esta razón, empleando el lenguaje de Dante, el "Paraíso terrestre" es una etapa sobre la vía que conduce al "Paraíso celestial" (3).

Hemos citado y explicado en otro lugar un texto en el cual Dante sitúa al "Paraíso celestial" y al "Paraíso terrestre" respectivamente en relación con lo que deben ser, desde el punto de vista tradicional, el papel de la autoridad espiritual y el del poder temporal, es decir, con otras palabras, con la función sacerdotal y la función real (4); nos contentaremos con recordar brevemente las importantes consecuencias que se desprenden de esta correspondencia desde el punto de vista que nos ocupa ahora.

 Resulta en efecto que los "Grandes Misterios" están en relación directa con la "iniciación sacerdotal", y los "Pequeños Misterios" con la "iniciación real" (5); si empleamos términos prestados de la organización hindú de las castas, podemos decir entonces que, normalmente, los primeros pueden ser considerados como el dominio propio de los Brahmanes y los segundos como el de los Kshatriyas (6). 

También puede decirse que el primero de ambos dominios es de orden "sobrenatural" o "metafísico", mientras que el segundo es solamente de orden "natural" o "físico", lo que se corresponde efectivamente con las respectivas atribuciones de la autoridad espiritual y del poder temporal; y, por otra parte, esto permite también caracterizar claramente el orden de conocimiento al cual se refieren los "Grandes Misterios" y los "Pequeños Misterios" y que ponen en práctica gracias a la realización iniciática que les concierne: éstos comportan esencialmente el conocimiento de la naturaleza (considerada, no es preciso decirlo, desde el punto de vista tradicional y no desde el punto de vista profano de las ciencias modernas), y aquellos el conocimiento de lo que está más allá de la naturaleza. 

El conocimiento metafísico puro depende entonces propiamente de los "Grandes Misterios", y el conocimiento de las ciencias tradicionales de los "Pequeños Misterios"; como el primero es por otra parte el principio del cual derivan necesariamente todas las ciencias tradicionales, resulta entonces que los "Pequeños Misterios" dependen esencialmente de los "Grandes Misterios" y tienen en ellos su principio mismo, al igual que el poder temporal, para ser legítimo, depende de la autoridad espiritual y tiene en ella su principio.

Acabamos de hablar solamente de los Brahmanes y de los Kshatriyas, pero no debe olvidarse que los Vaishyas pueden también estar cualificados para la iniciación; de hecho, encontramos en todas partes, como estándoles más especialmente destinadas, formas iniciáticas basadas en el ejercicio de los oficios, sobre las cuales no tenemos la intención de extendernos demasiado, puesto que hemos explicado suficientemente en otro lugar su principio y su razón de ser (7), y además hemos debido hablar de ello aquí mismo en repetidas ocasiones, dado que es precisamente a tales formas a las que se vincula todo lo que de organizaciones iniciáticas subsiste en Occidente. 

Para los Vaishyas, con mayor razón aún que para los Kshatriyas, el dominio iniciático que propiamente conviene es el de los "Pequeños Misterios"; esta comunidad de dominio, si puede decirse, ha conducido frecuentemente a contactos entre las formas de iniciación destinadas a unos y otros (8), y, por consiguiente, a relaciones muy estrechas entre las organizaciones mediante las cuales estas formas son respectivamente practicadas (9). 

Es evidente que, más allá del estado humano, las diferencias individuales, sobre las que esencialmente se apoyan las iniciaciones de oficio, desaparecen totalmente y no podrían desempeñar ningún papel; desde el momento en que el ser ha llegado al "estado primordial", las diferencias que dan nacimiento a las diversas funciones "especializadas" ya no existen, aunque todas estas funciones tengan igualmente su principio, o más bien por ello mismo; y es a esta fuente común a la que en efecto se trata de remontar, llegando hasta el término de los "Pequeños Misterios", para poseer en su plenitud todo lo que está implicado en el ejercicio de una función cualquiera.

Tomado de: “La Tradición Peremne”.

LA MASONERIA CONTIENE GRANDES CLAVES


Usted se habrá preguntado muchas veces quién es y en qué universo vive. También, habrá sospechado que muchas veces le habrán contacto irrealidades para convencerlo de que las cosas fueron de una manera cuando fueron de otra.

Más de una vez, habrá comprendido a medias que aquello que le dijeron que era la realidad era en verdad una gran mentira, tejida a propósito con el fin de confundirlo para que toda su vida sirviera, sin quererlo, a fines e intereses que no eran los suyos.

Más de una vez, habrá percibido que buena parte de la historia le había sido ocultada, tergiversada, como fruto de una gran conspiración. Sin embargo, el solo pensamiento entocado en la posibilidad de que esto sea lo cierto produce un vértigo insoportable, pues si la idea de la realidad que tenemos resulta ser mentira, ello atenta contra nuestra misma noción de identidad, esto es, nos despoja de nuestra propia noción respecto de quiénes somos y dónde estamos.

En ocasiones, se impone adoptar una actitud valiente y arrostrar los peligros de que todo aquello en lo que creíamos se vuelva cenizas, para tener que vernos cara a cara con una verdad diferente, que aunque tenga una cara terrible cuando la vemos por primera vez, no dejará de ser por ello la verdad, al menos, la verdad como podamos comprenderla.

Si hilamos fino en la relación entre varios hechos de la historia y la comprendemos, habremos ganado algo de certidumbre y comprendido mejor -esta vez, en serio- quiénes somos y dónde estamos.

Las claves para la comprensión suelen ser arduas de rastrear y se necesitan muchas horas de estudio y a veces la mayor parte de tina vida para acercarse a la comprensión que buscamos.

La Masonería contiene grandes claves, facilitadas al masón para allanarle el camino hacia la meta que busca: saber dónde está, en qué universo, y en definitiva, quién es en realidad. 

Los secretos masónicos no son una metáfora, no son una fabula, no son una manera de decir una cosa por otra: los secretos son el testimonio de la realidad que se quiso escamotear tantas veces, a fin de confundir a la humanidad respecto de su verdadera identidad. Aquella que debe conocer, aunque le resulte aterradora a algunos y hasta enloquezca a otros con sus detalles estremecedores.

Un iniciado en las verdades ocultas, como es un verdadero maestro masón, guarda una estrecha relación con un hilo conductor que se verá que viene desde los orígenes mismos de la humanidad y se continúa hasta nuestros días.

Para bien o para mal de quien sea, hay verdades que deben ser reveladas y el momento bien puede ser éste... 

Usted verá que las facetas más ocultas de las creencias de la humanidad se entroncan con los movimientos políticos y económicos más insospechados, que la Masonería tienen una vigencia tan actual como las noticias que puede leer en el diario de esta misma mañana y que, en definitiva, el pasado, el presente y el futuro, vistos desde otro lugar, conforman un paisaje único que lo tiene también por protagonista, ya que ningún hombre del pasado y del presente –mucho menos del futuro- pudo ni podrá escapar de la trama secreta que se esconde detrás de los acontecimientos más trascendentes -y aun de los entendidos como más insignificantes- que contiene la historia (le la humanidad, desde sus comienzos hasta la aparición misma de Jesucristo y, después de él, hasta la actualidad.

Monje